LUIS ALDERETE

MMC

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Estoy en algún lugar al norte de América, “Tijuana Ensangrentada” leí en algún sitio. Viajo como animal migratorio, como sombra entre las sombras acompañado por una asfixiante y densa bruma,  entre piedras arrojadas por ríos y mares, piedras de humilde belleza que en su rodar, ríen, lloran, cantan y duermen, pero nunca mueren. En mi trayecto no he visto más que un par de pescadores, navegando en un mar de inmundicia, espeso y mal oliente.

Apenas si me recuerdo al verme reflejado en el fango, la tristeza contenida por años desgarró mi rostro, vencido y resignado. Sólo me reconozco por la mirada, una mirada en cautiverio, llena de coraje, de odio, de reclamo.

Duermo la mayor parte del tiempo, deformando la realidad para no ser devorado por el hambre, protegido por mis sueños. Sueño con Eva en busca del Paraíso; Sueño con tu espalda desnuda que me invita a acariciar; Sueño tu rostro cubierto con la magia del silencio, el último rostro antes del silencio. Pero despierto y sigo viviendo en la obscuridad, atrapado en una pesadilla, sigo viviendo en un paisaje sintético, conformado por escombros, desechos y polvo.

Este es mi hábitat, mi legado en pro del progreso, mi herencia colateral, un ecosistema intoxicado, agotado, nulo; Árboles muertos entre pantanos, enormes troncos secos, de pie, erguidos como centinelas, algunos descansan en el suelo como gigantes dormidos en espera de la batalla final, la batalla por la vida, por la resurrección, la única esperanza para mí, la única esperanza para los pescadores, la única esperanza para Natura que se defiende con uñas y dientes, aferrándose a cualquier posibilidad, buscando su espacio, su tiempo, compartiendo sin destruir.

Quisiera poder sacarte de entre los escombros y despertar juntos en un ambiente limpio, transparente, lleno de vida, de amor, de libertad.

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Luis Alderete

I•XXI•MMC